viernes, 29 de enero de 2021

Contar historias con ojos transparentes

La comunicación en todas sus formas se desvirtuó cuando comenzó a utilizarse masivamente para manipular, para contar mentiras y hacerlas creíbles; para controlar la opinión pública al antojo de diversos intereses. 

Sin embargo, comunicarse es la parte primordial de nuestra vida. Es la diferencia entre el hombre y el mono, ese 2% genético que nos hizo evolucionar.

Por eso, cuando te has dedicado media vida a comunicar intentando seguir un ética personal, y te apasiona todo lo que envuelve a este mundo, no hay mayor privilegio y suerte que tu trabajo sea contar verdades.

Esta semana, entre otras tareas, he tenido que hacer sesión de fotos a productos que se elaboran a través de nuestros talleres. Productos diseñados por mi socio, Pepe Cánovas. Jabones terapéuticos, aceites faciales tipo serum, cremas a la carta para distintos tipos de piel, ungüentos para herpes labiales, desodorantes...

Todos ellos están elaborados con fórmulas magistrales consecuencia de años de experiencia e investigación; repletas de vida, de sinergias de aceites esenciales, de oleatos, tinturas, aceites vegetales y demás extractos de plantas medicinales.

Cada composición para fotografiar la he disfrutado paso a paso. Impregnada por los olores de esos maravillosos productos. Sólo he tenido que contar verdades como templos. Mostrar imágenes de productos honestos y de gran eficacia. 

Mientras hacía las fotografías escuchaba la música de Wim Mertens y pensaba que hemos iniciado un camino sostenido por dos fuertes vigas, la de la vida y experiencia de Pepe y la de mi vida y mi experiencia, que dibuja trazos fuertes y seguros.




Y lo más dulce de esta historia que acaba de empezar es que estamos encontrando almas amigas. Las de nuestros alumnas y alumnos que, como nosotros, aman la tierra que nos da vida, aman la vida y el placer de hacer las cosas con sus manos. 

Sé que es difícil hacerse hueco en un mundo acostumbrado y hecho a la mentira, pero algunos estamos haciendo agujeros en ese membrana oscura para que pase la luz. 

Carmen Martínez Aledo